domingo, 6 de junio de 2010

LA MIRADA

Cuando tocas a un científico estás tocando a un niño.

Ray Bradbury

LA ESPADA

Había una vez, un guerrero que se le estaba acercando la hora de realizar su cruzada en busca de su espada, anteriormente había realizado viajes por diferentes países en su busca, pero en ninguno de ellos la había conseguido y tenía la esperanza de encontrarla en este próximo viaje ya que según la tradición que al llegar a la tumba del Santo Tiago la espada se le sería revelada, andaba preocupado pues no sabía ni la forma que tenía, ni el color de la misma, pero sabía que si la encontraba la llevaría consigo toda su vida, solo le faltaban unos días para emprender el camino y decidió ir a la m

ontaña mágica llamada El Monte Serrado en el cual habitaban y se reunían grandes Chamanes.

El camino fue duro el sol, dificultaba el ascenso a la cima, le faltaba poco para llegar al monasterio donde se reunían los diferentes Druidas y Chamanes, andaba cansado y se refugió en una ermita de nombre Santa Cecilia, al llamar a la puerta le salió al paso, una Gran Maga que a pesar de su edad, conservaba en sus ojos un brillo especia lque transmitía tranquilidad y paz.

Le dejó pasar a sus humildes aposentos y le ofreció agua para que se refrescarse el guerrero y su corcel, más tarde le agasajó con comida, cuando el guerrero quedó satisfecho, la Gran Maga le dijo, “Se porque estás aquí, pero solo me podrás realizar una única pregunta, piénsala y hazla”.

El guerrero le preguntó ¿Cuando llegue al sepulcro del Santo Tiago, cómo podré reconocer mi espada? a lo cual contestó:

Guerrero, acuérdate de cuando eras niño, en tu infancia, cuando estabas acostumbrado a descubrir diariamente cosas nuevas y la inocencia moraba en tu ser, ese niño está dentro de ti, solo tienes que mirar con sus ojos y la espada te será revelada y aparecerá ante tu corazón.

La Gran Maga abrió sus brillantes ojos, dejando que el guerrero viese en ellos, su luz y la niña inocente que había sido, era y continuaría siendo.

TODAS LAS PERSONAS ADULTAS TENEMOS EN NUESTRO INTERIOR ESE NIÑO.

¡¡¡¡ DÉJALE QUE MIRE¡¡¡¡¡

Felicidades Marisa, que cumplas muchos más.

Gracias Julián, intentaré volver con mi espada.

Gracias Montse por tus ojos.

EL GUERRERO DE LA LUZ